menu blog

jueves, 27 de junio de 2019

EL MODERNISMO ECUATORIANO



La Generación Decapitada fue una agrupación literaria, formada por cuatro poetas jóvenes ecuatorianos en las primeras décadas del siglo XX.

Dos guayaquileños, Medardo Ángel Silva y Ernesto Noboa y Caamaño; y, dos quiteños, Arturo Borja y Humberto Fierro, fueron los precursores del Modernismo en el Ecuador. Estos cuatro escritores fueron grandemente influenciados por el movimiento modernista de Rubén Darío y la poesía simbolista francesa de finales del siglo XIX. Todos leyeron en su lengua original a emblemáticos bardos franceses como: decapitada» por el hecho de que todos estos poetas murieron a muy temprana edad, Silva a los 21 años, Borja a los 20 años, Fierro a los 39 años, Noboa a los 36 años; dos de ellos se suicidaron. Cabe destacar el hecho de que aunque ellos se conocieron en vida e incluso se dedicaron poemas mutuamente, nunca se reunieron para crear propiamente una agrupación literaria.

El término «generación decapitada» nació a mediados del siglo XX, cuando algunos periodistas e historiadores ecuatorianos decidieron nombrarla al notar similitudes poéticas entre estos autores.

El libro El árbol del bien y del mal, de Medardo Ángel Silva, es una colección de bellos poemas. La poesía El alma en los labios, que Medardo escribió días antes de su muerte y que estaba dedicada a Rosa Amada Villegas,1​ se convirtió en un popular pasillo interpretado magistralmente por Julio Jaramillo con música de Francisco Paredes Herrera, dejando así en claro su estilo de poesía depresiva, melancólica, llena de hermosos versos de amor extremis llamando tal vez sin querer a la muerte en forma de musa inspiradora.
Resultado de imagen para el modernismo ecuatoriano
De igual modo, el poema Para mí tu recuerdo, de Arturo Borja, fue musicalizado, como pasillo, por el compositor Miguel Ángel Casares Viteri, pasando a ser interpretado por destacados vocalistas como Carlota Jaramillo y Bolívar “El pollo” OrtizEste trabajo propone un recorrido dedicado a un país y a unos autores por mucho tiempo ignorados en los estudios y en las investigaciones sobre los años que cambiaron la identidad cultural de Hispano América: el fenómeno literario modernista en Ecuador. Son dos las afirmaciones encontradas a principio de esta investigación: el Modernismo en Ecuador fue un movimiento tardío y no hubo una producción lírica notable. Los críticos literarios consultados al comienzo de esta investigación, han establecido que el movimiento modernista en el Ecuador empieza con Arturo Borja y cierra con Medardo Ángel Silva; quienes, junto con Ernesto Noboa Caamaño y Humberto Fierro, formaron la "generación decapitada", llamada así porque dejaron el mundo en que vivían sufriendo, en plena juventud. Sería necesario que pasaran varios años, cuando en el continente americano habían llegado ya las vanguardias literarias, para que, en las palabras de Barrera "el valor de la perspectiva hiciera sorprender cuanta riqueza malbarataron estos poetas, que se dejaron morir jóvenes para apreciar la importancia que su obra tiene en la literatura ecuatoriana". Dar un paso atrás y considerar lo que estaba pasando entre finales del 1800 y los primeros 30 años del nuevo siglo en la esfera política, económica y social del país, resulta indispensable para llegar a entender las varias perspectivas del Modernismo ecuatoriano. Los caudillos bárbaros que se alternaron, el capitalismo y un nuevo sistema banquero que se asomaron en la economía del país determinaron las bases que marcaron el principio del siglo XX. Durante esta época, la profesión del escritor o del poeta no se consideraba de prestigio y los modernistas eran vistos como perezosos pensadores que abandonaban los estudios y terminaban, en su mayoría, en la ruta del alcohol o de la droga. En la realidad, el mensaje que quería divulgar este grupo de poetas, que tenía un alma atormentada y una eterna melancolía, no venía escuchado y no era bien acogido. Sin embargo, fueron ellos los que anticiparon los cambios sociales y filosóficos de la sociedad, los que sintieron con más sensibilidad y fuerza la fiebre de mutaciones que Quito y Guayaquil, estaban enfrentando. El propósito que ofrece este trabajo quiere dar muestra de que la "generación decapitada" sentía el mismo dolor, tenía el mismo deseo de evasión y creaba un nuevo estilo y forma de hacer literatura en su país, tanto como otros autores modernistas hispanoamericanos mucho más reconocidos. Sobre todo, abrieron el camino a las generaciones literarias futuras que no tuvieron que luchar contra un medio y una sociedad que, en ese entonces, no sabía apreciar las artes y acoger las novedades. A tal fin, el centro de este estudio es el análisis e interpretación de los versos de estos jóvenes desesperados que no han sido desarrollado en trabajos anteriores; escuchar sus gritos para entender su mensajes, oír sus voces para comprender su dolor y con ello la realidad de la juventud ecuatoriana del tiempo. Siguiendo sus huellas, ha sido posible comprender la innovación que representaron, los cambios que aportaron y la influencia que tuvieron en los jóvenes que, después de su sacrificio, se encontraron el camino marcado y facilitado hacia una nueva literatura nacional. Como colofón de este estudio se pueden, entonces, establecer algunas conclusiones y confirmar que, sí, el Modernismo llegó a Ecuador cuando en otros países la llama de novedades literarias y sociales se había apagado. Sin embargo, esta recepción tardía de un nuevo registro literario y lingüístico, que se aplicó también a nivel social, no creó un círculo de poetas menores que justifique excluir el Ecuador de los estudios. Los versos que se exponen en este trabajo emocionan, regalan escalofríos y tristeza pero revelan almas sensibles y talentos peculiares que merecen atención y reconocimientos.
Resultado de imagen para el modernismo ecuatoriano

No hay comentarios:

Publicar un comentario