DEFINICIÓN DEVERSO
Del latín versus, verso es el conjunto
de palabras que
están sujetas a cadencia (un cierto ritmo) y medida (determinada
por la cantidad de sílabas). El verso es la primera unidad ordenada (línea)
de un poema.
Es posible distinguir entre el verso y la prosa,
cuya forma y estructura toman naturalmente el lenguaje para expresar los
conceptos y, por lo tanto, no están sujetas a la cadencia y la medida.
Los cuentos y
las novelas suelen
estar escritas en prosa.
El ritmo de un verso está dado por la
ubicación de las sílabas tónicas y átonas y por la formación de rimas (la
repetición de una secuencia de fonemas al final de cada verso). Al grupo de
versos que forman una secuencia fija gracias a su ritmo y sus rimas se lo
denomina estrofa.
En lo que respecta a la métrica del verso tendríamos que
resaltar el hecho de que en ella tienen cabida desde la medida de aquel hasta
la rima (tipo, número, letra…) pasando por una serie de normas muy importantes.
En ese último caso tendríamos que hacer referencia a las sinalefas.
Existen diversos tipos de versos: acataléctico, adóni
co, agudo, alejandrino, asclepiadeo, cataléctico, dactílico, ecoico, leonino, pentámetro y
muchos otros, que dependen de sus características distintivas (tipo de rima,
cantidad de sílabas, etc.). Se habla de verso de arte menorpara hacer
referencia a aquel que no supera las ocho sílabas, mientras que un verso
libre o suelto es aquel que no forma con otro rima perfecta ni imperfecta.
Otros importantes tipos de versos son los siguientes:
De redondilla mayor, es aquel que tiene ocho sílabas.
De redondilla menor, es el que posee seis sílabas.
Hiante. Como su propio nombre indica, es aquel verso que se identifica porque en él existen hiatos.
Llano. En su caso, podemos establecer que se define con este término al que termina en una palabra llana.
De redondilla mayor, es aquel que tiene ocho sílabas.
De redondilla menor, es el que posee seis sílabas.
Hiante. Como su propio nombre indica, es aquel verso que se identifica porque en él existen hiatos.
Llano. En su caso, podemos establecer que se define con este término al que termina en una palabra llana.
El verso libre, por lo tanto, se aleja del cumplimiento de
pautas de rima y metro. En este sentido, es similar al poema en prosa o
a la prosa poética. Uno de los máximos exponentes del verso libre es el
norteamericano Walt Whitman (1819–1892).
Para algunos especialistas este autor es el verdadero padre
tanto del verso libre como de la poesía moderna estadounidense. Entre sus obras
más significativas y que se han convertido en referentes de la literatura de
todos los tiempos podríamos destacar su poema titulado “¡Oh, Capitán! ¡Mi
Capitán!”. Este lo realizó en homenaje al presidente de los Estados Unidos
Abraham Lincoln, después de que fuera asesinado mientras asistía a una
representación en el Teatro Ford, de la ciudad de Washington.
John Wilkes Booth, miembro de la causa confederada, fue
quien se encargó de planear y cometer dicho crimen.
Asimismo tampoco podemos pasar por alto la existencia de lo
que se da en llamar compañía de verso. Este es un término que se utiliza para
referirse a aquellas compañías que existen en los teatros y que se encuentran
especializadas en lo que sería la declamación.
Cabe destacar que, en Argentina,
el concepto de verso también se utiliza para nombrar a algo que es falso o
que resulta ser una mentira. Por ejemplo: “La supuesta experiencia
internacional de esta modelo es un verso: nunca trabajó afuera de su provincia”, “Decir
que el entrenador renunciará en las próximas horas no es más que un verso”.
Introducción
Introducción
José Martí como figura literaria y José Martí como
hombre, difícilmente puede ser considerado como entidades separadas. Pocos
caudillos cívicos hispanoamericanos pueden ostentar tan desinteresada
consagración al perfeccionamiento de la humanidad. Su devoción a la
independencia y libertad de Cuba fue enorme, pero la situación de su país no
fue el único objeto de sus preocupaciones: Martí anhelaba una América hispánica
democrática y autónoma en la que Cuba asumiría la condición de un Estado
constitucional y gobernado por sí mismo. Esta visión esencialmente idealista,
unida a la concepción, a veces romántica, de la libertad y perfectibilidad
humanas se reflejan en una simbología de orientación tan idealista como su
visión del universo, por eso, en su estilo y su ideología coexisten en una
relación entrañable e inseparable los valores estéticos y los de magisterio
social. El estilo de la modernidad es, en Martí, ideológico, emocional y
artístico. Su idea de libertad iba más allá de la realidad cubana: era libertad
en sus versos, en sus composiciones. Era una libertad que anhelaba, que buscaba
constantemente desde lo más profundo de su ser: «amo la sencillez, y creo en la
necesidad de poner el sentimiento en formas llanas y sinceras.»
Las innovaciones martianas asombraron y disgustaron
en un principio; defendió un arte avasallador, emotivo, cromático y musical:
«...hacer llorar, sollozar, increpar, castigar, crujir la lengua, domada por el
pesamiento, como la silla cuando la monta el jinete; eso entiendo yo por
escribir. -No tocar una cuerda, sino todas las cuerdas- No sobresalir en la
pintura de una emoción, sino en el arte de despertarlas todas-.» Pero lo que
más distingue a Martí, y a la vez, lo diferencia de otros modernistas es la
dimensión ideológica de su obra en prosa y en verso. Martí no fue un filósofo sistemático,
pero sí un pensador, y un hombre de profunda comprensión y compasión humanas.
En los Versos sencillos, José Martí plasma la realidad de vivencias
complejas que se insertan en un espacio poético con un lenguaje metafórico rico
en símbolos y en forma.
1. José Martí y su relación con el modernismo.
El modernismo, concebido como la etapa inicial de
una época de crisis, ostenta sus primeros síntomas en Hispanoamérica a partir
de 1875 no sólo en el terreno de la literatura sino en el de la filosofía, la
ideología, la organización social y la religión. Era de transformaciones
vertiginosas, de complejas tendencias heterogéneas y anárquicas, el modernismo
se caracteriza al principio por el rechazo de normas y tradiciones consagradas.
Su génesis inaugura una nueva sensibilidad, un estilo innovador de pensar y de
crear del mundo moderno, que confluyen en una serie de cambios que se
manifestaron en el arte, la ciencia, la religión, la política y gradualmente en
los demás aspectos de la vida entera con todos los caracteres, por lo tanto, de
un hondo cambio histórico cuyo proceso es de alteraciones y mudanzas.
Junto con otros artistas como Gutiérrez Nájera,
Díaz Mirón, Silva, Casal y Rubén Darío; José Martí dio forma y sentido a un
mundo que experimentaba el desarraigo de un periodo de cambios. La voz de Martí
ocupa un lugar muy importante no solamente en la literatura sino también en la
política: desde un principio, Martí plantea la literatura como un instrumento
para forjar la nacionalidad, y ofrece una lectura desautomatizada, una visión
de sí mismo, avalada por un alto nivel de realización artística.
2. José Martí: poeta y revolucionario.
El “yo” idealista y rebelde de José Martí se
enfrenta, mediante los Versos sencillos a la situación de un
país dominado. En ellos Martí expresa el nacimiento de un compromiso por la
independencia nacional basada en la libertad y la justicia social aunque pueda
entrañar el fracaso de la lucha y sólo alcance a reparar simbólicamente la
separación de la patria. En sus versos demuestra claramente su afán de
libertad:
del aire fresco del monte.
Yo sé de Egipto y Nigricia,
y de Persia y Xenophonte;
y prefiero la caricia
Yo sé de las historias viejas
del hombre y de sus rencillas;
y prefiero las abejas
volando en las campanillas.
(Versos sencillos)
Las preferencias, las impresiones, los deseos y los
sueños de la experiencia vivida son recuperados y transferidos al canto y
evocados en una temporalidad compleja, que también transforma y funde o altera
las distancias.
José Martí imprime a sus versos una vida propia,
con cuya voz se alza la lucha por la libertad como si fuera un estandarte. Los
versos no dejan de ser voces de angustia procedentes del pasado que se rebelan
contra el orden establecido:
Yo he visto al águila herida
volar al azul sereno,
y morir en su guarida
la víbora del veneno.
El “águila herida” es el país dominado que se
enfrenta a la “víbora”, es decir, al sistema establecido en Cuba.
En los Versos sencillos, la literatura
se une con un canto a la libertad y a la Justicia. La revolución no solamente
se daba en la realidad, sino también en el papel, a través de los recuerdos,
sentimientos y deseos de José Martí.
3. Afán renovador en la poesía de José Martí.
En la expresión de su teoría alternan los motivos
negativos y positivos. José Martí rechazó toda manifestación académica, todas
las «cintas retóricos» que ahogaban la libre expresión artística y la obligaban
a verterse en moldes prehechos y rígidos. De los poetas académicos de su era,
censuró la concepción de la lengua como adorno del pensamiento y el
correspondiente empleo de tropos en función puramente traslaticia y
representativa. Fueron objeto de su afán renovador la métrica y la rima
tradicionales; excluyó de su «estrofa nueva», de su poética natural las formas
métricas incapaces de exteriorizar el timbre original de su poesía: los
tercetos, «la octava estrecha» y los «remilgados serventesios». Y en cuanto a
la rima aconsejaba no forzarla a obedecer al pensamiento. La poesía para Martí,
como para Silva, era sagrada. Repetidas veces insistió sobre la necesidad de
«mimar» la inspiración y aseveró que el poeta no debía expresar nimiedades sino
«lo muy profundo, lo muy amargo, lo muy delicado, lo muy tierno». Aun en su
periodo de más fervorosa actividad revolucionaria -en 1893- cuando había
sacrificado todo por la redención de Cuba, e intentado la estrangulación del
artista en sí, pudo escribir este pensamiento de filiación estética: «No se ha
de decir lo raro sino el instante raro de la emoción noble y graciosa». Este
alto concepto de la escritura explica el rechazo de la literatura de su época.
Pero siempre aspiró a ser equilibrado. La rima, que despreciaba cuando era
ñoña, la elogiaba siempre que representaba un elemento artístico con función
estilística. En el fondo buscaba una expresión integral, una correspondencia de
ritmo, rima y métrica.
Los versos octosílabos, de raíz popular de
los Versos sencillos representan un retorno en la evolución de
los versos de José Martí a la métrica tradicional, un retorno en consonancia
con la creación poética subjetiva en que la novedad y las actualizaciones del
pasado se funden. En la obra de Martí es muy importante el concepto armónico
dentro de la revolución literaria que él inició junto a otros artistas.
4. Los Versos sencillos; una forma de
expresión.
El ideal utópico fue asumido por José Martí como un
compromiso vital, cuyo anhelo de concreción lo llevó a servirse de las armas y
las letras, para intentar el logro de la autonomía política y cultural de los
pueblos americanos. Este anhelo otorga a su obra plena vigencia y actualidad, en
la medida en que expresa los conflictos fundamentales de la identidad cultural
de América, plasmados en un universo poético en el cual se conjugan lo popular
y lo culto, la oralidad y la escritura, en un mensaje caracterizado por una
esencial sencillez y claridad.
El rechazo de la confesión romántica no diluye la
tensión autobiográfica en la poesía de José Martí. El prólogo a Versos
sencillosnos habla de la “angustia”, la “agonía” ante el peligro que los
Estados Unidos significaban para Cuba y «la patria hispanoamericana.» Si bien
es verdad que en los Versos sencillos no aparece de forma
explícita el problema político específico de Cuba, hay que decir que José Martí
nos lo presenta de forma velada. Solamente una lectura atenta permite al lector
captar la autobiografía que posibilita la expansión de vínculos con frecuencia
enigmáticos entre el sujeto y el mundo, entre los pasados y el presente, a
partir de escenas que el lector recibe como surgidas de una historia
individual, pero que se presentan reacias a la expresión de lo vivido. Estos
episodios funcionan como testimonios que fundamentan la reflexión, pero sus
significados están sujetos a valoraciones ligadas a las múltiples
interrelaciones entre todos los poemas. Las etapas, los momentos vitales se
condensan en la simultaneidad del presente, tiempo verbal que se impone en la
mayoría de los poemas. La modulación de las distancias temporales, de la
relación yo/él, se conjuga con el recurso de los modos verbales. El modo
indicativo, sólido y rotundo, vertebra los Versos sencillos.
Otro eje vetebrador en los Versos
sencillos es la simbología. José Martí utiliza símbolos para referirse
a sus vivencias. A través de paisajes y personajes ficticios, la imaginería
martiana se hace eco de la realidad que atenaza a un país que se marchita y
envejece a pasar de la esperanza naciente de la libertad:
En esta estetización de la muerte en el marco de la
poesía latinoamericana hallamos el tópico de la tumba. En “la niña de
Guatemala” confluye la temporalidad compleja del recuerdo y de la asunción del
protagonismo del sujeto, supeditadas al sentimiento de culpa. “La niña de
Guatemala” parece asumir simbólicamente, con su muerte ante el abandono, el
impulso de muerte que enuncia los poemas a raíz de su propia frustración
amorosa. Como podemos ver, tanto política como autobiografía tienen cabida en
los Versos sencillos. Los recuerdos, las vivencias, los sueños y
los deseos toman forma en el libro, y se alzan con una sola voz: la del poeta.
Se expanden vínculos y redes muy fuertes cuyos cambios bruscos de tema resuenan
no sólo de poema a poema, sino en el interior de muchos de ellos. La búsqueda
de sentido transmuta y trasciende los avatares de la biografía. En los Versos
sencillos la búsqueda de sentido transmuta y trasciende los avatares
de la biografía. La poesía entraña en ellos una serie de vínculos entre el
sujeto y la naturaleza, entre el ser y el universo, entre vida y muerte. Todos
estos vínculos interactúan entre sí para desentrañar la voz de José Martí.
Versos sencillos es un libro
unitario, fuertemente estructurado como tal, no solo por las relaciones de
continuidad o por las temáticas, sino también por los efectos de simetría y
contrapunto que lo atraviesan en muy distintos niveles, así como los cambios
estróficos, las repeticiones, las oposiciones y las diversas recurrencias. El
libro lleva al extremo el recurso a un léxico simple y a una adjetivación
austera, concentrándose en las posibilidades de la sintaxis y la sonoridad.
Busca una musicalidad que surge de la repetición, extendida a un verso o a un
grupo de versos, de los juegos sonoros en el interior del verso. La compenetración del sujeto con el pasado y el futuro se nutre
de la experiencia concreta, material corporal con el universo:
Duermo en mi cama de roca
mi sueño dulce y profundo:
roza una abeja mi boca
y crece en mi cuerpo el mundo.
El léxico austero tiene la singularidad
de vincular experiencias y percepciones porque se utiliza la misma palabra: las
metáforas que provienen de una misma palabra abren redes significativas
similares a otras.
El gusto por la sencillez se traduce,
en definitiva, en una poesía llana, no afectada, ni retórica. Lo confiesa
cuando explica en el Prólogo de sus Versos sencillos: «Se imprimen
porque amo la sencillez y creo en la necesidad de poner el sentimiento en
formas llanas y sinceras», así mismo lo expresa en el poema I:
I
Yo soy un hombre sincero
de donde crece la palma,
y antes de morirme quiero
echar mis versos del alma.
También apunta esta idea en el poema V:
Mi verso al valiente agrada,
mi verso, breve y sincero,
es del vigor del acero
con que se funde la espada.
Para Martí, la obra de arte será
duradera si se hace sobre el conocimiento y la captación de los problemas y
rumbos de la sociedad. La poesía debía tener una clara función social y caminar
de acuerdo a esa comunidad. Muchas veces debía marcarle caminos y abrirle
rumbos. Comprobamos en estos versos que para Martí, amor y justicia son más
eficaces que el odio y por ser dialécticos son más contundentes. Aquí está el sustento
de su idea conductora para la república: el amor y la unión tienen que tener
andadura de equidad social. Su poética está arraigada en las necesidades mismas
del pueblo que la inspira. Una poesía natural y llana, basada en las cosas
naturales, para ser comprendida para el pueblo a que se dirige: «Con los pobres
de mi tierra/ yo quiero mi suerte echar». Esta actitud contrasta con la asumida
por muchos de sus contemporáneos empeñados en algo que los enajenaba de su
mundo y que tuvo mucha ascendencia en el modernismo: la evasión. En cambio
Martí no elude el contexto histórico. En su escritura la búsqueda de identidad,
el rescate de valores nacionales y el descubrimiento de aristas socioculturales
posibilitan un nuevo cauce a la formulación literaria, identifican un proyecto
renovador. En los versos de Martí se refleja su angustia por Cuba, que estaba
sometida a los españoles. Por todos sus versos se ve el canto a los hechos de
su tiempo. Por reflejar el momento histórico han de ser por su mismo objeto, fuertes,
vigorosos, briosos, enérgicos, para que sean duraderos y así puedan leer en
ellos los hombres del futuro:
Mi verso es como un puñal
que por el puño hecha flor:
Mi verso es como un surtidor
que da un agua de coral.
Esta poesía combativa es comparada con
un puñal que da una flor y con un surtidor del que fluye agua roja. El puñal se
enlaza metafóricamente con la idea de lucha, en tanto que la flor se vincula
con el verso por su hermosura y su desinterés. El agua de coral se relaciona
con el sufrimiento del cubano, con el dolor del hombre eternamente desterrado.
Sin embargo, también puede relacionarse con la sangre que emana de la lucha.
6. La actitud de José Martí ante la
mujer en los Versos sencillos.
Las imágenes femeninas , disfrazadas en
la irrealidad del mundo de las Fiestas galanes, de Verlaine, o los
trazos de los pintores pre-rafaelistas, particularmente definidos en los
cuadros de Dante Gabriel Rosetti, fueron tomados por Martí con sobriedad y
cautela, en virtud de su fidelidad a las costumbres de la sociedad
latinoamericana. Por un lado, la mujer
representativa de la tradición y el pasado latinoamericano, fundamentalmente
hembra, simbólicamente tierra y germinación, garantía del futuro potencial de
la humanidad: la Madre Tierra. Por otro lado, la mujer norteamericana de las
clases media y alta, independizada de las tareas domésticas, con nuevo tiempo
para el ocio, la calle y las seducciones de una moda que comenzaba a liberar su
erotismo, amenazando la fidelidad y la estabilidad conyugales. En una situación
diferente, la mujer norteamericana de las clases bajas, con rasgos intermedios
entre ambas y una participación definida en la política como compañera,
hermana, hija o amiga del hombre al que se encontraba unida por vínculos de
afecto. Martí las observó críticamente por la agresividad de sus conductas, en
algunos casos les puso nombre propio. En sus cartas a Carmita y María Mantilla
trazó el perfil de un nuevo tipo de mujer, capaz de lograr su autonomía a
través del trabajo intelectual, la lectura y la traducción literaria. La
actitud de José Martí ante la mujer, como podemos observar, es opuesta a la que
toman Baudelaire y Verlaine: la belleza, para Martí, debe ser interior, no
comparte sus ideas con respecto al amor hacia la hermosura externa. Así se
refleja en su poema XIX:
Por tus ojos encendidos
y lo mal puesto de un broche,
pensé que estuviste anoche
jugando a juegos prohibidos.
Te odié por vil y alevosa:
te odié con odio de muerte:
náusea me daba de verte
tan villana y hermosa.
Y por la esquela que vi
sin saber cómo ni cuando,
sé que estuviste llorando
toda la noche por mí.
Para Baudelaire la mujer puede ser
animal o ángel. La imagen que el poeta tiene de la mujer guarda una relación
íntima con un desgarramiento: el del drama del hombre. Un drama de grandes
proporciones que germina y se desarrolla en la extrema y dolorosa complejidad
de su alma. Juego de fortalezas y debilidades, de sumisiones y rebeldías, de
excesos que provocan enfermedades, de placeres que despiertan inexorables
castigos. La naturaleza en estado puro animaliza a la mujer, que arrastra al
hombre al abismo de brutalidad, ahoga su inteligencia y sus ansias de
elevación. La tendencia irresistible a la mujer que es objeto de
voluptuosidades constituye una manifestación del hombre a ese mal que le priva
de voluntad, que anula todo posible esfuerzo. Esta visión de la mujer en
Baudelaire le ofreció a Verlaine peculiares aspectos de enjuiciar a la mujer.
Verlaine, por su parte añadió otros: las manos femeninas, las manos pálidas,
serán también tema poético, frecuentemente en él. Los ojos, la boca, los
vestidos, así como la lujuria, el abandono en el amante, el mundo interior de
la mujer son tratados por Verlaine de manera particular. La idealización de la
mujer es un tema tratado por todos los poetas modernistas. José Martí nos
presenta el mundo interior de la mujer.
7. Música y color en Versos
sencillos.
El Art Poétique de
Verlaine se tomó como un manifiesto simbolista y un ataque contra la escuela
parnasiana, como han observado algunos críticos, no responde más que a un
momento de su vida poética.
El verso inicial del Arte
poética, «De la musique avant toute chose», no siempre fue comprendido en
el sentido que le dio Verlaine. Lo que Verlaine dice en este verso es que el poeta
no se obsesione, sino que se despreocupe del sentido preciso, estricto de la
palabra para abandonarse a su valor musical. La música es sugeridora, crea por
sí estados poéticos espirituales. Hay que huir de los versos poco melódicos y
por eso aconseja el verso impar, ya que rompe la cadencia, es más difuminado y
más soluble en el aire, y, en él, «nada pesa ni posa», es decir, al ser más
ligero tiene más musicalidad.
José Martí afirma en un artículo a
propósito del Art Poétique de Verlaine del 29 de agosto de
1875 insertado en el ensayo Conciencia y voluntad de estilo en Martí
(1875-1880), de Manuel Pedro González:
La música es más bella que la poesía
porque las notas son menos limitadas que las rimas: la nota tiene el sonido, y
el eco grave, y el eco lánguido que se pierde en el espacio: el verso es uno,
es seco, es solo: alma comprimida -forma implacable- ritmo tenacísimo.
Y añade en seguida este postulado de
limpios tonos simbolistas: «La poesía es lo vago; es más bello lo que de ella
se aspira que lo que ella es en sí.» De otras varias instancias similares, no
puede eludirse la siguiente, de una página del 29 de diciembre de ese mismo
año:
El color tiene más cambiantes que la
palabra, así como en la gradación de las expresiones de la belleza, el sonido tiene
más variantes que el color. Como la belleza es la conformidad del espíritu con
todo lo indescifrable, lo exquisito, lo inmedible y lo vago, lo bello se
expresa mejor en tanto que tiene más extensión en que expresarse, menos trabas
para producirse, más medios con que reflejar la abstracta necesidad, la mórbida
concepción, las combinaciones tempestuosas o apacibles de esta presunción de lo
venidero, religión de la sociedad, propio hogar del hombre, que llaman
caprichosa fantasía.
Una de las aportaciones más importantes
de Verlaine a los modernistas es la simbología y el valor de los colores.
Jacques - Henry Bornecque nos da un análisis del valor que tienen los colores y
sus símbolos en la poesía de Verlaine. También los colores sirven para el alma
y las cosas y estos son los colores de medias tintas disimuladas o
inquietantes; las cañas, la onda y el instante son pálidos, lo mismo que la
frente o el rostro; bosque, follaje, aire, tapia, corazón, son asimilados por
el mismo amarillo otoñal de triste presagio, porque nada separa si no
artificialmente la vida de las cosas de la del hombre.
Para Verlaine, físicamente sensible a
la influencia benéfica o deprimente de los colores, cada uno representa una
cierta temperatura, un cierto valor afectivo: al rojo, color clásico del cielo
en el atardecer, añade por su parte una significación de cruel presagio, clara
o vaga, en las cosas y en los seres.
En el lenguaje simbólico de los colores
empleado por Verlaine hay algunos usados de una forma tradicional: blanco, pureza,
rojo como simple color y con frecuencia vicio. Es al color gris al que le da un
nuevo valor simbólico y al que eleva a una categoría poética y humana que no
tuvo antes. Ya sabemos que en su Art Poétique manifiesta
preferencia definida por la temblorosa media luz, luz crepuscular, C'est
le grand jour tremblant de midi, la única posibilidad de unir o fundir
lo Indeciso con lo Preciso y sólo así se puede conseguir la canción gris. Gris
se enriquece de contenido y se convierte en color y símbolo preferido para los
modernistas. Una de las características más señaladas de la poesía modernista
fue la nueva adjetivación que rechazó casi por completo la que se usaba antes
de ellos. Ervin K. Mapes señala que de los simbolistas, de Mallarmé y de
Verlaine, toma Rubén Darío ese procedimiento expresivo, frecuente en el poema
americano, del lenguaje “degagé”, suelto o escueto sintácticamente: colocar uno
al lado del otro los elementos sintácticos sin nexos o partículas que los unan
y sólo relacionados por el pensamiento. Esta técnica también fue asumida por
José Martí. En sus Versos sencillos el color que predomina es
el azul -donde se ve claramente la influencia de Rubén Darío- y el resto de
colores surge de combinaciones de elementos pictóricos, junto a la musicalidad.
El verso VII es un claro ejemplo:
origen
Para Aragón, en España,
tengo yo en mi corazón
un lugar todo Aragón,
franco, fiero, fiel, sin saña.
Si quiere un tonto saber
por qué lo tengo, le digo
que allí tuve un buen amigo,
que allí quise a una mujer.
Allá, en la vega florida,
la de la heroica defensa,
por mantener lo que piensa
juega la gente la vida.
Y si un alcalde lo aprieta
O lo enoja un rey cazurro,
calza la manta el baturro
y muere con su escopeta.
Quiero a la tierra amarilla
que baña el Ebro lodoso:
quiero el Pilar azuloso
de Lanuza y de Padilla.
Estimo a quien de un revés
echa por tierra a un tirano:
lo estimo, si es un cubano;
lo estimo, si es aragonés.
Amo los patios sombríos
con escaleras bordadas;
Amo las naves calladas
y los conventos vacíos.
Amo la tierra florida,
musulmana o española,
donde rompió su corola
la poca flor de mi vida.
El ritmo, la rima y las aliteraciones
producen una musicalidad en el poema. Este lenguaje suelto, esta asociación de
ideas y pensamientos son una herencia directa pero también una renovación de la
simbología modernista.
Conclusión
La apoteosis de José Martí como
patriota y como figura político-social ha sido equilibrado por una valoración
igualmente laudatoria de su producción artística. Martí anhelaba una América
hispánica democrática y autónoma, en la que Cuba asumiría la condición de un
Estado constitucional y gobernado por sí mismo. A este fin dirigió José Martí
sus energías, sacrificando su dicha personal, su comodidad y su provecho, a lo
que él consideraba un llamamiento del destino. La veta heroica de su vida
estaba impregnada de un excesivo sentimiento de amor universal. La pesada carga
de su misión, los obstáculos insuperables en su camino rara vez originaron
quejas sobre sí mismo.
Su pensamiento y su ideología están
dirigidas con una maestría soberbia hacia su obra lírica. En Versos
sencillos hemos estudiado la relación entre la literatura y la
revolución, así como algunos elementos de su vida.
Versos sencillos es una obra que emana del corazón, de la sinceridad del poeta
frente al papel. Sus versos nacen de su propia vivencia para servir a su misma
realidad, y a la realidad de Cuba. Son tres realidades convergentes en una
sola: la realidad del problema de Cuba.
El ritmo, la métrica, la combinación de
colores y la musicalidad son los elementos que utiliza José Martí en sus Versos
sencillos. Es una obra donde la voz del poeta se deja oir con enorme
brillantez, dando al modernismo un giro innovador.
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